domingo, 30 de agosto de 2015

The End Of The World - Skeeter Davis

Why does the sun go on shining?
Why does the sea rush to shore?
Don't they know it's the end of the world?
Cause you don't love me any more

Why do the birds go on singing?
Why do the stars glow above?
Don't they know it's the end of the world?
It ended when I lost your love

I wake up in the morning and I wonder
Why everything's the same as it was?
I can't understand, no, I can't understand
How life goes on the way it does?

Why does my heart go on beating?
Why do these eyes of mine cry?
Don't they know it's the end of the world?
It ended when you said goodbye

Why does my heart go on beating?
Why do these eyes of mine cry?
Don't they know it's the end of the world?
It ended when you said goodbye

-Ángela

martes, 11 de agosto de 2015

No jugaré a ser tu príncipe azul

No jugaré a ser tu príncipe azul.
Te querré. 
Te querré tan puro como soñaste.
 Te acompañaré en silencio cuando apetezca.
 Sabré regalarte momentos brillantes. 
Sabré dejarme arrastrar por tus antojos y detener tus portazos, pero no jugaré a ser tu príncipe azul. 
No seré un personaje de guiñol con corazón humano y lealtad perruna.
 No seré la manopla de tu puño ni el testaferro de tus caprichos, no.
 Definitivamente, no. 


No jugaré a ser tu príncipe azul, esos no saben amar! y no te confundas, yo, no soy ciego ni esclavo de tu belleza y tu compañía. Yo sé de tu egoísmo y soy consciente de que no me ofreces todo lo que necesito. 

Me falta de ti, por ejemplo, que vengas a revolcarte por el césped y no te importe mancharte o rasgarte esos conjuntitos que orgullosa me enseñas y que, en verdad, te quedan tan bien. Pues te sabes vestir para cumplir con tu repertorio de posturitas de: "Ay! ay! que me ensucio" o "ay, cuidado que es un pantalón blanco". Me falta de ti que dejes de mascar esa porquería de chicles de eucalipto y empieces a fumar como dios manda tabaco negro español y que dejes de recriminar mis malas costumbres y de fijarte en la mancha alquitranada de mis dientes. Me falta de ti que bailes los atávicos ritmos electrónicos, "ruidos" dices. Y verte sudar mares de satisfacción y mente en blanco y verte empujar a golpes por el oleaje incontrolable de la marabunta danzante hasta perderte sin importarte. 

Me falta de ti que te apetezca ahogar las penas en litros de alcohol un martes cualquiera por la noche en aquel bar donde van todos los desamparados los martes cualquiera por la noche. Me falta de ti que abraces a mis amigos cuando no te veo. Que quieras serme infiel sin decírtelo a ti misma y que tenga que controlar cada movimiento que haces, y con quien vas, y porque te sientas aquí y no en una mesa llena de machos fuertes, de sosos, de quitarte las bragas a tirones! Me falta de ti que quieras devenir puta por una noche y te dejes follar como en mi perversa imaginación desea, eso es. Sin dureza. Con todo el romanticismo del mundo, y te pueda acariciar los pechos y decirte a la oreja lo bonitos y tersos que los tienes y decirte que me ponen de un caliente... 

Me falta de ti que empieces a ir por la calle sin esa arrogancia que te hace insoportable a primera vista y que consigue que cada vez que te veo me recuerdes por un momento una princesa rusa salvada de milagro de manos bolcheviques. Pf. Me falta mucho de ti. 

Muchas cosas que no me sabes, no quieres, no puedes dar. 

Y es por eso, quizás que te quiero. 

Que puedo esperar con ansía al momento de verte, me regalas tanto que aprender y tanto que disfrutar. Yo. Solo. Descansando de ti y de lo que te falta. 



Marçal.Font.








Idiotas

Dicen que el mundo esta lleno de idiotas. ¿Pero que es un idiota? Acaso no somos todos, no tenemos una parte de idiota callado, silenciado dentro de nosotros, acaso no hay veces en las que nos sentimos inútiles, inservibles, ineptos, incapaces, estériles de la sociedad en la que no nos encontramos ni encontramos nada con lo que mutilar nuestro "yo" más secreto, taciturno y temeroso de miradas cargadas con balas de fogueo, que no matan pero hieren. 

Que no hieren, pero marcan.




 Que no marcan porque en teoría no nos importa lo que los idiotas digan con los proyectiles de su mirada sobre nuestro yo visible y resumido en maquillajes sobre caras, en niebla espesa sobre el alma, en colirio, en zapatillas caras y pantalones estrechos... Aunque sepamos que una parte de nuestro miserable, inicuo y despreciable "yo" universal sufre, enferma y muere con cada mirada que implica soportar las críticas implícitas ya en sus ojos, en soportar los "mira que ojos lleva" que nos suenan como el eco de un disparo en medio de la calle, como si desapareciera la gente mientras te desangras agonizando por la bala clavada en tus rojos ojos.  



Quizás sea yo el idiota. 

lunes, 10 de agosto de 2015

La Senda Del Perdedor / XXI

Ojalá algún día coincidamos en otras vidas, ya no tan tercos, ya no tan jóvenes, ya no tan ciegos ni testarudos, ya sin razones sino pasiones, ya sin orgullo ni pretensiones, ojalá. Y es que tenemos la mala costumbre de querer a medias, de no mostrar lo que sentimos a los que están cerca, tenemos la mala costumbre de echar en falta lo que amamos, solo cuando lo perdemos es cuando añoramos. Tenemos la mala costumbre de perder el tiempo, buscando tantas metas falsas, tantos falsos sueños. Tenemos la mala costumbre de no apreciar lo que de verdad importa.

Charles Bukowski

- Ángela

MOMENTOS - Casi Sin Querer

Lo que da sentido a la vida son los momentos. Hay quien les da mucha importancia y quien los deja pasar como si nada sucediera.
Momentos que para el mundo igual son una mierda y para ti significan todo.
Tú sí que los entiendes.
Esos días que amanecen despejados y notas el sol entrando por la ventana. El primer "Te quiero", que hace que te mueras de la vergüenza. La primera vez que te dejan, que te quedas mirando a un punto fijo con ganas de no dejar de llorar. Cuando tus pies se mojan en la playa. La risa de un niño. Cómo cerramos los ojos cuando algo está a punto de caer. Cuando se muere ese familiar, tan cercano que darías tu vida por él. Discutir con un amigo y que ninguno dé el brazo a torcer. Cómo tiembla tu cuerpo después de ese orgasmo tan intenso que ni te puedes mover.
Esa cicatriz de tu cuerpo que tú conoces y casi nadie más. Despertar de ese sueño del que jamás hubieras despertado por poder continuarlo. Ver que ese desconocido, en algún momento, fue tu mayor conocido. Y sobre todo, saber que dos personas que se recuerdan cuando ni hablan, son capaces de todo.
Momentos.
Disfrutadlos.

- Ángela

Huir

Huir, como si quemara la sombra. Huir. Huir como el viento, como el agua, como la piedra. Huir del mar, huir de la sal, huir de la arena, huir de la vida como si la vida en ello nos fuera. De los brazos de la matrona a los sepultureros. Huir. De Domingos con prisa, de madrugones graníticos, de siestas calcáreas, de sueños de arenisca. De poemas en servilletas, de dogmas sin crítica y de la crítica con caretas, de la academia sin sangre y de la sangre sin sapiencia. Huir. De quien canta un salmo igual que un gol, de quien canta un gol igual que un parto. De quien invoca guerra con Paz en la boca, del disidente a deshora, del que por tí mataría y del que sin tí se mata. De la lucha sin sentido y del sentido en simulacro.


Huir. De quien no ama Belleza, de quien no consume Belleza, de quien no devora Belleza, de quien no es un adicto empedernido de la Belleza y la busca hasta en los recovecos más repugnantes del mundo, porque sólo nos salvará Belleza. Huir de todos los demás hasta quedar solos. De los ecos, los reflejos, los fuimos, los habíamos, los hubiéramos, los habríamos sido… De ti y de mi, del nosotros, del “como ellos”, los para siempres y jamases.
Huir. De quien tiene más camino en la lengua que en la suela, más cicatriz en papel que en la piel, más curriculum que vida de capa y espada. Huir de uno mismo. De quien dice ser uno mismo, él mismo desde sí mismo. De quien se busca y de quien se pierde por seguirse y por seguir a quien se pierde.
Huir. Del polluelo muerto en la mano y los cien volando en la cresta. Del loco deslunado, del águila sin sol, del poeta sin poema, del monje sin hábito, del rey sin corona, de la mona sin seda, del emperador sin traje nuevo y del reo sin condena. Huir de Marte sin espada, de Venus sin pasión, de Judas sin beso, de Narciso sin espejo, de Orfeo sin lira, de Betty Boop sin liga, de San Esteban sin martirio y don Quijote sin delirio.
Huir. De quien teme a Amor, de quien avergüenza a Amor, de quien burla a Amor, de quien a Amor, aquella maravillosa putada, rinde tributo en rituales huecos y frases hechas, flores por encargo y cuernos de puta triste y entrega en usufructo de cuerpo cansado. Que sólo Amor mata a Amor y todo lo demás es mamoneo, envoltorio y tapa.
Huir. Para no quedarse quieto. Para crecerse y no estancarse, para no ser pestilente y traicionar al tiempo achicando territorio hasta quedar sólo en “yo”, chiquito, nimio, estático y colapsado como una bici sin pedales.
Huir. Lejos. Más allá de mares de dudas, travesías del desierto, montes de Venus, cuevas del tesoro, caminos de oro, puentes de plata, castillos de aire, torres de marfil y pantanos del pensamiento. Más allá de puertas al más allá.
Huir. Lejos. Hacia la boca del lobo, hacia el lienzo en negro, hacia lo que no todavía pero quizás más tarde, hacia la sima oscura, profunda, sin vértigo del misterio. Huir en un salto abisal. Huir por huir para ser y no estar. Para estar en otra parte. Para que sea otra parte. Huir para ensanchar el mundo y engullir abismos en caída voraz hacia lo hondo, hacia el orgasmo y la herida. Hacia el cielo en agua y la sangre en llamas. Huir como si quemara la sombra.
Huir. 
PutoJ.

Las Ventajas De Ser Un Marginado

Una vez en una hoja amarilla de papel con rayas verdes
escribió un poema
Y lo llamó “Chops”
porque así se llamaba su perro
Y de eso trataba todo
Y su profesor le dio un Sobresaliente
y una estrella dorada
Y su madre lo colgó en la puerta de la cocina
y se lo leyó a sus tías
Ese fue el año en el que el Padre Tracy
llevó a todos los niños al zoo
Y les dejó cantar en el autobús
Y su hermana pequeña nació
con las uñas de los pies diminutas y sin pelo
Y su madre y su padre se besaban mucho
Y la niña de la vuelta de la esquina le envió una
tarjeta de San Valentín firmada con una fila de X
y él tuvo que preguntarle a su padre que significaban las X
Y su padre siempre le arropaba por la noche
Y siempre estaba ahí para hacerlo

Una vez en una hoja blanca de papel con rayas azules
escribió un poema
Y lo llamó “Otoño”
porque así se llamaba la estación
Y de eso trataba todo
Y su profesor le dio un Sobresaliente
y le pidió que escribiera con más claridad
Y su madre nunca lo colgó en la puerta de la cocina
porque estaba recién pintada
Y los niños le dijeron
que el Padre Tracy fumaba puros
Y dejaba colillas en los bancos de la iglesia
Y a veces las quemaduras hacían agujeros
Ese fue el año en que a su hermana le pusieron gafas
con cristales gruesos y montura negra
Y la niña de la vuelta de la esquina se rió
cuando él le pidió que fuera a ver a Papá Noel
y los niños le dijeron por qué
Su madre y su padre se besaban mucho
Y su padre nunca le arropaba en la cama por la noche
Y su padre se enfadó
cuando se lo pidió llorando

Una vez en un papel arrancado de su cuaderno
escribió un poema
Y lo llamó “Inocencia: una duda”
porque esa duda tenía sobre su chica
Y de eso trataba todo
Y su profesor le dio un Sobresaliente
y lo miró fijamente de forma extraña
Y su madre nunca lo colgó en la puerta de la cocina
porque nunca se lo enseñó
Ese fue el año en que murió el Padre Tracy
Y olvidó cómo
era el final del credo
Y sorprendió a su hermana
enrollándose con uno en el porche trasero
Y su madre y su padre nunca se besaban
ni siquiera se hablaban
Y la chica de la vuelta de la esquina
llevaba demasiado maquillaje
Que le hacía toser cuando la besaba
pero la besaba de todas formas
porque tenía que hacerlo
Y a las tres de la madrugada se metió el mismo en la cama
mientras su padre roncaba profundamente

Por eso en el dorso de una bolsa de papel marrón
intentó escribir otro poema
Y lo llamó “Absolutamente nada”
Porque de eso trataba todo en realidad
Y se dio a sí mismo un Sobresaliente
y un corte en cada una de sus malditas muñecas
Y lo colgó en la puerta del baño
porque esta vez no creyó
que pudiera llegar a la cocina.

- Ángela